Todos hemos oído hablar de la PROFECO, que es el nombre abreviado de la Procuraduría Federal del Consumidor. Este organismo depende del gobierno federal y fue creado en la década de los 70’s. La Profeco tiene como objetivo velar por los intereses de los consumidores ante cientos de miles de proveedores de bienes y servicios en México.
Entre sus funciones se encuentra la de regular los contratos de adhesión que son utilizados por infinidad de negocios y que se llaman así ya que uno como consumidor se adhiere al contrato con el simple hecho de utilizar el servicio.
Aunque los abusos en los servicios financieros relacionados con préstamos personales y créditos son regulados por la Condusef, existen algunos negocios proveedores de prestamos rápidos que son entidades no reguladas. Tal es el caso de las casas de empeño y prestamistas.
Para este tipo de negocios de préstamos, y con el objeto de proteger los derechos del consumidor, la Secretaria de Economía, por conducto de la Dirección General de Normas, y en conjunto con la Procuraduría Federal del Consumidor y especialistas del sector, expidió en noviembre de 2007 la Norma Oficial Mexicana NOM-179-SCFI-2007 referente a servicios de mutuo con interés y garantía prendaria, lo que comúnmente conocemos como empeño.
La norma contiene lineamientos importantes que este tipo de establecimientos deben respetar. Y una de las aportaciones más importantes de dicha norma es la obligación que tienen las casas de empeño y similares de operar con un contrato registrado y autorizado por la Procuraduría.
En ese sentido, los otorgantes de préstamos personales tienen la opción de adoptar un formato de contrato ya autorizado por la institución, lo cual resulta sumamente practico, o también pueden ingresar a la Profeco su propio contrato, mismo que será sometido a un análisis y revisión para considerar su autorización.
Si usted es o piensa ser usuario de los servicios de Casas de Empeño, Empeño de Autos o Prestamos Personales de este tipo, verifique que el establecimiento opere con un contrato debidamente registrado y aprobado por la Profeco. ¡Es por su bien!